Las ganancias que perciben los grupos delictivos que se dedican a la extorsión en Guatemala equivalen a unos US$40 millones como escenario bajo y a US$57 millones como escenario alto (que representa un rango de Q310 a Q440 millones), expone el informe “Extorsión en el Triángulo Norte de Centroamérica: siguiendo el dinero” que presentó la entidad Global Financial Integrity (GFI) con sede en Washington, D.C.
El dato incluso puede ser hasta mayor, debido a la poca disponibilidad de información, aclara el documento, mientras que parte de ese dinero bien se puede destinar para el pago de salarios, inversiones, ampliaciones de empresas e incluso, la creación de nuevos negocios.
Sobre el informe
Julia Yansura, autora del informe y gerente de GFI, informó a Prensa Libre que, entre los principales resultados de la investigación, resalta que la extorsión es un delito que está afectando a muchas personas en la región, y que tiene una alta repercusión en otras esferas.
Las secuelas de la extorsión en Guatemala son devastadores para las víctimas y sus familias, lo que se traduce en inseguridad, falta de confianza entre los vecinos y hacia las instituciones públicas, problemas con el transporte, y en algunos casos, causa desplazamientos y migración.
Por otro lado, también tiene impactos financieros, ya que, en el caso de las víctimas, se habla de una pérdida significativa de ingresos económicos, mientras que para los delincuentes, hay ganancias ilícitas con las que lucran para financiar más delitos.
Además, la extorsión deriva en delitos financieros como el lavado de activos, el financiamiento de terrorismo y la corrupción.
Aplicando diversos modelos, se calcula que el 38% de la población guatemalteca ya ha sido víctima de este tipo de exacciones económicas.
Finanzas detrás de las extorsiones
El informe analizó el comportamiento del fenómeno en los países del Triángulo Norte, y las finanzas detrás de las extorsiones.
Específicamente para el caso de Guatemala, primero se revisaron las tendencias de los reportes de operaciones sospechosas (ROS) para transacciones financieras vinculadas a extorsión; y en segundo lugar, se entrevistó a personas expertas en estos temas, incluyendo investigadores, oficiales del Gobierno y miembros del sector privado, quienes aportaron los hallazgos.
El informe encontró que los ROS están siendo muy utilizados para registrar transacciones financieras vinculadas a extorsión. Esto es una buena señal y significa que el sistema antilavado de dinero (ALD) está funcionando.
Sin embargo, se pudo identificar dos debilidades: en primer lugar, muchas personas del sector financiero aseguraron que es difícil identificar las transacciones porque les hace falta más información sobre las señales de alerta (red flag indicators).
En segundo lugar, los oficiales de cumplimiento enfrentan amenazas y represalias a la hora de reportar, especialmente cuando sus nombres y datos se revelan durante los procesos judiciales.
El estudio subraya que estos dos aspectos debilitan la efectividad del sistema ALD y los reportes ROS en Guatemala.
Involucrados
Al explicar cuáles son los actores involucrados en la cadena, Yansura mencionó que, en Guatemala, el escenario es complejo y se involucran diferentes tipos de actores: están las pandillas, los grupos criminales que operan desde las cárceles y otras estructuras que, o bien tienen prácticas similares al crimen organizado, y/o tienen vínculos difusos con este.
A esos grupos se les llama “imitadores” aunque el término tal vez no es el adecuado porque se trata de grupos que imitan al crimen organizado, pero en algún momento termina siendo parte del mismo.
Lavado de dinero
El estudio se enfocó en las tipologías –estudio del patrón de comportamiento del delincuente–, de lavado utilizadas para la extorsión a nivel regional y se encontró que muchas de las ganancias de la extorsión terminan en instituciones financieras a nivel regional.
Hay dos canales principales: a través de las personas y por medio de las empresas. En el primero, las ganancias de la extorsión son depositadas en cuentas a nombre de terceros. En el segundo, las ganancias de la extorsión se mezclan con las de empresas fachada, y son depositadas en el sistema financiero como si fueran ganancias legítimas.
*Con información de Prensa Libre