El Sol está en un mínimo de su actividad, aunque se desconoce a ciencia cierta si los valores más bajos ya han sido alcanzados o están por venir en cuestión de semanas. El índice de referencia para medir esta actividad es tradicionalmente el número de manchas solares al mes, que tiende últimamente a cero tras pasar por su pico más alto (146) en febrero del 2014, según datos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU.
Desde que la observación del Sol se hizo regular a mediados del siglo XVIII, estamos en el cierre del ciclo 24 de la actividad solar y vivimos la apertura del ciclo 25. Mientras las manchas solares, muy escasas en lo que va de 2020 (hasta 0,4 en febrero), pueden reaparecer, la inactividad del astro se expresa también en un campo magnético debilitado y otros fenómenos asociados que algunos medios se dedican a exagerar.
Así, el tabloide británico The Sun aseguraba hace una semana que estamos a punto de «entrar en el período más profundo de ‘recesión’ de rayos solares que se haya registrado». La publicación citaba, sin identificarlos, a científicos de la NASA que «temen que pueda ser una repetición del mínimo de Dalton, que ocurrió entre 1790 y 1830 y llevó a períodos de frío severo, pérdida de cosechas, hambrunas y poderosas erupciones volcánicas».
No obstante, este evento se refiere a un lapso que incluyó más de tres ciclos solares y una serie de sucesos, cuya conexión entre sí nunca fue comprobada de forma exhaustiva en todo su conjunto, a pesar de que se realizaron varias investigaciones al respecto hasta los años 1990.
Por su parte, la profesora Valentina Zharkova y su equipo de la Universidad de Northumbria (Reino Unido) pronosticó para el año que viene una «pequeña Edad de Hielo» inducida por la baja actividad de nuestra estrella. Los investigadores compararon esta transición, que llegará a su cúspide hacia el 2030, con otro gran mínimo de manchas solares, el de Maunder, que se extendió de 1645 a 1715, época en la que América del Norte y Europa vivieron inviernos de gran dureza.
Sin embargo, la NASA se mostró en desacuerdo con el pesimismo científico en un artículo publicado en su blog dedicado al cambio climático. Sus expertos no ven inminencia alguna de una posible «miniedad de hielo» por la previsible reducción en la producción de energía del Sol. «El calentamiento causado por las emisiones de gases de efecto invernadero mediante la quema de combustibles fósiles por los humanos es seis veces mayor que el posible enfriamiento durante décadas por un mínimo solar prolongado», sostienen.