El Real Madrid asistió impasible a un cierre de mercado de fichajes que lo tuvo como uno de los grandes protagonistas por incomparecencia.

Cada vez menos acostumbrados a los grandes traspasos que Florentino Pérez realizaba, los hinchas tuvieron que conformarse con las llegadas de Martin Odegaard, Andriy Lunin y Álvaro Odriozola, tres jugadores que regresan de sus respectivas cesiones y que serán los únicos refuerzos con los que contará Zinedine Zidane para esta temporada.

La política de austeridad, el dinero recaudado y la rebaja de masa salarial están diseñadas en buena medida para intentar concretar el fichaje de Kylian Mbappé.

La crisis económica provocada por la pandemia de coronavirus propició un hecho inaudito desde 1980, última vez en la que el Merengue finalizó un mercado sin gastar dinero en fichajes.

Con la operación salida como prioridad absoluta para aliviar los gastos del club, Real Madrid fue capaz de liberar una importante cuota de masa salarial con las marchas de Gareth Bale y James Rodríguez (por los que no percibió ni un euro).

Pero, pudo recibir dinero con los traspasos de Sergio Reguilón a Tottenham, Achraf Hakimi a Inter y Óscar Rodríguez a Sevilla hasta alcanzar, junto a otras operaciones, los 100 millones de euros en ventas.

Desde que al equipo se le escapó el fichaje de Mbappé cuando ya había alcanzado un acuerdo con Mónaco en julio de 2017, el delantero francés se convirtió en la gran obsesión de Florentino Pérez.

Mbappé finaliza su contrato con PSG en junio de 2022 y, según apuntaron diversos medios desde Francia, tendría decidido no renovar, con lo que al equipo español se le presentaría la oportunidad que lleva tiempo esperando.

Todas las maniobras del club en cuanto a compras y ventas en los últimos tiempos van dirigidas a conseguir esta operación, que podría rondar los 200 millones de euros.

Eduardo Camavinga, de 17 años, es el otro gran objetivo de cara a la próxima temporada.